¡No me quiero, No me quieren!
El otro día en la consulta una mamá muy angustiada me dijo: me acerqué a mi hijo y le pregunté qué le pasaba y me responde ¡nadie me quiere!
La mamá argumentaba… ¡esto me partió el alma! Al tener dificultades para controlar sus impulsos, se ve rechazado por sus amigos, compañeros, profesores, familiares, etc., ya sea porque no sigue las instrucciones, no se integra “adecuadamente” en los juegos, no respeta los turnos y finalmente “siempre termina haciendo lo que quiere”.
Pueden surgir conductas agresivas y cuando los demás no hacen lo que tu hij@ quiere les puede terminar gritando o insultando y esta situación lo puede llevar a que los demás lo terminen aislando, excluyendo de algunos juegos o actividades, quedando sin amigos o relacionándose con amigos más pequeños que tu hij@, quienes podrían llegar a ser más complacientes. Como debes saber, el TDA-H con frecuencia se presenta tempranamente y puede que antes de los 7 años comiences a identificar algunos síntomas relacionados con esta condición.
Se estima que en Chile el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA-H) está por sobre el 11%, siendo que el promedio europeo tiene una incidencia de un 4%, lo que podemos traducir que es casi tres veces la prevalencia a nivel mundial.
La hiperactividad hace que tu hij@ actúe de manera descontrolada ¡no porque quiera! sólo que no sabe hacerlo de otra manera. Este comportamiento influye en la formación de su Autoconcepto (lo que piensa de sí mism@ como persona), sintiéndose malo, tonto, poco valorado y su entorno (social, familiar, escolar) le confirma que es así, al recriminarle permanentemente su actitud.
Como consecuencia su Autoimagen (como se ve a sí mism@) es pobre y su Autoestima (el valor que se da como persona) es baja.
Para mejorar la autoestima de tu hij@ es necesario comprender que el amor y el afecto no está en juego.
¿Qué significa esto?
Que, por muy molest@ o enojad@ que pueda estar con su comportamiento, debe saber que indistintamente el comportamiento que tenga, tu amor es incondicional. Evita decirle palabras como “si sigues así ya no te voy a querer”, “con lo que acabas de hacer ya no te quiero más”.
Estas situaciones, de por sí, generan mucha tensión a nivel personal (te sientes molest@, frustrad@, etresad@) cuando le haces saber lo que sientes es hacia su conducta/comportamiento y no es un “ataque a la persona”. Es distinto cuando le dices a tu hij@ “es una tontería lo que acabas de hacer” a decirle “eres un tonto por lo que acabas de hacer”.
El poder que tiene una palabra hace la diferencia, la palabra dicha y hablada puede edificar la autoestima de tu hij@ o puede devastar su autoestima.
Si sientes que esto resuena contigo, te invito a que puedas compartir tu experiencia, porque nadie es dueño de la verdad y tu experiencia sumada a otras miles de experiencias nos permite aprender cada día sobre las distintas formas que pueden existir para apoyar a nuestros hijos.
Espero que este artículo que escribí te sea de utilidad y si identificas que necesitas apoyo y acompañamiento en este proceso, podemos hacerlo trabajando juntas.
Un abrazo
Susana